¿Cuál es mejor? ¿Cuál es más útil? ¿Cuál nos brinda mayores o mejores posibilidades?
Aunque cada cual tiene grandes puntos a favor y por tanto usuarios que los defienden a capa y espada, sería interesante plantear esta discusión refiriéndonos específicamente a los beneficios que podrían representar para el sector educativo.
Para empezar, hagamos una breve descripción de la definición y las características que posee cada tipo de software:
El software propietario (el cual conocemos bien porque interactuamos a diario con él) se define por ser de código cerrado, es decir que no podemos hacer modificaciones a su naturaleza. Además porque su distribución es prohibida, o regulada por el titular o dueño del software.
Un ejemplo sencillo es Windows, ya que no nos permite realizar ningún tipo de cambio al código de programación con el que está construido. Sin embargo, también existen ciertas ventajas al usar este tipo de software, por ejemplo la garantía, pues al pagar por un programa se acuerda virtualmente un contrato entre el proveedor y el usuario, por el cumplimiento de unas funciones garantizadas. Es decir que si algo falla, estamos en derecho pleno de solicitar un acatamiento a lo estipulado en ese contrato, esto es, dicho de otra manera, a que el programa funcione como se promete.
El software libre, es la contraparte expresa del anterior. Teniendo como principal característica, el ser de código abierto, es decir que cualquier persona puede modificar el código en que está programado. Además es (acorde a las diferentes licencias que se estipulen) libre de ser copiado o redistribuido.El software libre, encarna el espíritu de la ciencia, ya que su desarrollo y mejora se da en condiciones contributivas, es decir, bajo el aporte de diferentes individuos que trabajan por mejorar el elemento en cuestión.
Un ejemplo es Linux, otro sistema operativo que tal vez no conozcamos a profundidad, pero que lleva la bandera del software libre y es una referencia de cooperación entre diferentes personas. Linux es un sistema operativo de código abierto, es decir que permite conocer la manera en que fue programado y además es posible realizar modificaciones a su estructura de programación. Es por esto que genera ciertas ventajas como no incurrir en delitos de derechos de autor, o tener a disposición una gran variedad de aplicaciones y herramientas que son creadas por los usuarios al rededor del mundo.
Como ven, cada uno tiene muchas características favorables (y algunas no tanto que no nos detendremos a analizar). Pero lo que realmente queremos resaltar, es su posibilidad de ser usadas en un aula de clases (y en específico para la enseñanza de artes).
Teniendo en cuenta diferentes elementos y siendo claros al suponer que NO todos tenemos conocimiento sobre programación, haremos un comparativo entre las ventajas y desventajas que presenta cada uno. Para esto, Migración Educativa expone su punto de vista referente a cada tipo de software en las siguientes categorías:
1. Oferta:¿Es fácil de conseguir exactamente lo que necesito?
2. Asequibilidad (no confundir con accesibilidad):Se refiere al ¿Cuánto me cuesta conseguirlo?
3. Operatividad:¿Funciona en cualquier máquina?
4. Garantía/Respaldo:¿Si falla o no hace lo que promete, quién responde?
5. Retroalimentación/Contribución:¿Puedo contribuir al mejoramiento del software?
Si bien existe mucha oferta de herramientas, como se dijo antes, resulta difícil encontrar una que sea puntual y concreta, que cumpla las funciones que se requieren. Por el contrario, este gran número de programas disponibles, puede suponer una diversidad interesante, donde estén disponibles algunas herramientas con funciones adicionales o que sean de gran ayuda.
Aquí siempre se puede encontrar algo que haga exactamente lo que necesito. Piense que lo que requiere usted como maestro, probablemente sea lo mismo que requieran otros docentes. Sin embargo, muchas veces los programas vienen con funciones limitadas, muchas veces de manera intencional, para que el usuario deba comprar las extensiones; o simplemente por que poseen un enfoque muy puntual.
Es gratuito, así que no representa mayor problema obtenerlo (económicamente hablando). Ya puede ahorrarse esa incómoda explicación a sus jefes, sean coordinadores académicos, rectores, o decanos, sobre la relación costo-beneficio que representa la compra de un costoso programa para ser usado en la clase.
Normalmente son caros. Y más si se piensa que hay que adquirir licencias para cada uno de los ordenadores en los que vaya a ser instalado. Si tu presupuesto es poco, o nulo, definitivamente esta no es tu opción.

En la gran mayoría de casos, los programas libres funcionan bien con cualquier máquina por que no consumen muchos recursos. Es decir que no representan mayor carga para ser ejecutados.
Sucede que a veces tienen requerimientos específicos, como un procesador o una cantidad alta de memoria RAM. Sin embargo esto se aclara antes de acceder al software, cada uno explica los requisitos para ser ejecutado.
Como no es de nadie y no hay un acuerdo de por medio. No existe posibilidad de hacer reclamación alguna. En este caso, dependeríamos del número de personas que estén atentas al funcionamiento del software, es decir una comunidad que explore y construya soluciones a los problemas que se van presentando, pero esto no resulta confiable si lo que se quiere es saber que se es respaldado, no tienes una línea de atención al usuario, o un centro de soporte.
Al comprar el software, se firma un contrato con el cual la empresa proveedora está en la obligación de garantizar el cumplimiento de las funciones que ofrece su producto. Normalmente estos proveedores tienen líneas de atención en gran cantidad de países, o centros de soporte internacional donde son atendidos nuestros pedidos por asesores al teléfono. De no cumplir lo estipulado, el proveedor está incurriendo en un delito y podría costarle un buen dineral.
En ambos tipos de software se realiza, sólo que de diferente manera.
Aquí se realiza mediante la exposición de lo observado ante la comunidad, es decir que si surge alguna idea de mejoramiento para el software, es posible comentarla y darla a conocer ante la comunidad. Recuerda que estamos suponiendo que NO sabemos programar, así que no podemos modificarlo o hacerle mejoras nosotros mismos. Dependemos de lo que realicen los demás basados en nuestros aportes.
Podemos contribuir al enviar nuestros comentarios al fabricante, normalmente estos tienen muy en cuenta la imagen corporativa que proyectan y en la mayoría de los casos las propuestas son tenidas en cuenta, pero toman mucho tiempo para ser aplicadas, es decir que debemos esperar a que salga una nueva versión del software o un parche añada las funciones que sugerimos.
Esperamos que este post haya sido útil para ustedes. Recuerden que este representa sólo un punto de vista y puede variar en muchos de los casos, así que los invitamos a investigar y sacar sus propias conclusiones sobre el tema.
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